Washington.(EFE).- Los telescopios de la NASA han detectado el agujero negro de una galaxia cuyo torrente de partículas está arrasando una constelación vecina, informó hoy la agencia espacial estadounidense. Según el propio organismo espacial, "esta violencia galáctica nunca antes vista puede tener un profundo efecto en los planetas que están a su paso y desencadenar una explosión en la formación de estrellas".
El sistema, identificado como "3C321", contiene dos galaxias
y los datos proporcionados por el observatorio espacial muestran que en el
núcleo de cada una de ellas hay un agujero negro.
Sin embargo, las
imágenes enviadas por los telescopios Chandra, Spitzer y Hubble muestran que la
mayor tiene una vertiente de partículas que emana desde las proximidades de su
agujero negro. "Hemos visto muchos torrentes producidos por agujeros negros,
pero esta es la primera vez que detectamos uno que embiste otra galaxia", indicó
Dan Evans, científico del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor
principal del estudio publicado en la revista 'The Astrophysical
Journal'.
Según los astrónomos, es probable que ambas galaxias cuenten
con sistemas planetarios pero advierten de que nada podría sobrevivir al
torrente de partículas.
Los torrentes que surgen de los agujeros negros
producen una enorme cantidad de radiación, especialmente de rayos X y Gamma. El
efecto combinado de esta radiación y de las partículas que se desplazan, a casi
la velocidad de la luz, podría dañar la atmósfera de los planetas. "Primero que
nada, su enorme lluvia de rayos Gamma probablemente destruiría su capa de
ozono", indicó Evans en una conferencia de prensa telefónica.
"Hay
centenares de millones de estrellas en su paso. Casi con seguridad algunas de
ellas tienen planetas", indicó Martin Hardcastle, astrofísico de la Universidad
de Hertforshire, Reino Unido.
Los astrónomos advirtieron que no existe
ningún peligro de que el fenómeno llegue a afectar a la Tierra pues está
ocurriendo a una distancia de 1.400 millones de años luz, es decir a unos 10.000
billones de kilómetros. Además de los telescopios de la NASA, el descubrimiento
se realizó con aportaciones de los telescopios MERLIN, del Reino Unido, y el
"Very Large Array", en el estado de Nuevo México.