Astrónomos del
Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) han
descubierto desde el Observatorio MMT (Tucson, Arizona, EEUU)
una estrella que abandona la Vía Láctea a una prodigiosa
velocidad de 2.4 millones de km por hora. Esta increíble prisa
se debe a un cercano encuentro con el agujero negro central de
nuestra galaxia, que imprimió velocidad a la estrella
lanzándola hacia el exterior como una piedra arrojada por una
honda. Tan violento resultó el amago de impacto que la veloz
estrella se perderá finalmente viajando aislada a través de la
negrura del espacio intergaláctico.
Según Warren Brown (CfA), uno de los
coautores del descubrimiento, nunca antes se había observado
una estrella lo suficientemente veloz para evadir los confines
de nuestra galaxia, de ahi el apelativo de estrella
"fugitiva", ya que realmente se ha visto forzada a abandonar
su hogar.
Imagen: la estrella
evadida, ya en las afueras de la Vía Láctea, aparece señalada
con una flecha en esta imagen del Sloan Digitial Sky Survey
que muestra un área celeste de 1/50 del tamaño de la Luna
Llena. [Ampliar
imagen]
Catalogada como SDSS J090745.0+24507,
se hallaba en su día acompañada por otra estrella; sin
embargo, el encuentro con el agujero negro supermasivo del
centro galáctico hizo que esta compañera quedase atrapada en
orbita, siendo SDSS J090745.0+24507 despedida a gran
velocidad. El astrónomo Jack Hills propuso ya este escenario
en 1998 y el hallazgo de la estrella expulsada parece
confirmarlo. Sólo la potente gravedad de un agujero negro
supermasivo propulsaría una estrella a velocidad suficiente
para salir de nuestra galaxia. Mientras que la velocidad de la
estrella ofrece pistas sobre su origen, su trayectoria sugiere
que se aleja casi directamente del centro galáctico.
Su composición y edad proporcionan
pruebas adicionales a esta peculiar historia estelar. El
elevado contenido en metales (refiriéndonos en el ámbito de la
Astronomía a aquellos elementos más pesados que el hidrógeno y
helio) indica que procede recientemente de una región de
formación estelar como la del centro de la galaxia. Para
alcanzar su localización actual le harían falta unos 80
millones de años, tiempo coincidente con la estimación de su
edad.
Con una velocidad que dobla la
velocidad de escape galáctica, la gravedad de la Vía Láctea no
será suficiente para retenerla. Como ocurre con las sondas
interplanetarias lanzadas desde la Tierra, SDSS
J090745.0+24507 fue lanzada desde el centro galáctico hacia un
solitario viaje sin final ni retorno posible.
Noticia:
http://www.cfa.harvard.edu/press/pr0505.html
Imagen:
http://www.cfa.harvard.edu/press/finder_blacksky.jpg